Comencemos a aprender estas dos palabras en inglés. Raw Food significa literalmente, comida cruda. ¿Una nueva frontera?
Bueno, si lo piensan bien, es la dieta del Homo sapiens en sus albores, cuando todavía no había logrado descubrir los beneficios del dios fuego. Comidas crudas significa todos aquellos alimentos que no han sido cocidos gracias al uso de calor a llama directa. Que no han perdido todos sus componentes nutritivos a causa de la alta temperatura.
Desde el SANA de Bolonia, el evento Internacional de lo Orgánico, lo que ha emergido con mayor fuerza es precisamente esta nueva frontera. Adoptado por numerosas estrellas del cine hollywoodense, el crudismo se está convirtiendo en un movimiento muy seguido también en nuestro país por parte de mujeres y hombres, sobre todo en su versión vegana.
Y así, proliferan verduras, frutas secas, cremas de legumbres, cereales, batidos, etc… pero el crudismo también revela su alma no vegana con todos esos embutidos que no han sido cocidos y son muchos. Parma y San Daniele entre otros, pero también desmechada de caballo y otra carne seca en el puro estilo más ancestral.
Este fenómeno que está conquistando el mundo occidental va hacia la idea de una nutrición más sana y equilibrada, rica en nutrientes aún fácilmente asimilables y no dispersos en las aguas de cocción. Un mundo que tiene su lógica existencial muy interesante y, de todos modos, científicamente probada. No es simple para quien ama la buena cocina de todos los días. En resumen, una pasta cocida en crudo sería un poco difícil de conseguir, aunque se está intentando con cocciones en frío.
Así que este año, desde el SANA, algunas indicaciones muy interesantes para un mundo, el del BIO, que está en clara crecimiento y lo testimonia el cada vez más alto número de visitantes de esta feria, que ha pasado del escepticismo a ser fuertemente trendy y a orientar los mercados, incluso los más tradicionales.
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