Siempre estamos acostumbrados a pensar en las combinaciones de nuestras tablas entre vino y quesos. De hecho, hay relaciones tan fuertes que pueden desembocar en verdaderos y duraderos matrimonios. Sin embargo, no desestimen la combinación entre cerveza y quesos.
Lógicamente debe ser cerveza de calidad, si es posible no industrial. Las mejores cervezas que pueden tener sentido en la gestión de las combinaciones con quesos son aquellas
de abadía belgas o similares. Pero el estilo sin duda debe ser ese. Así que con fermentaciones particulares, maltas y lúpulos de calidad. El método más simple para encontrar una combinación de cerveza-queso es sin duda
jugar con la estructura.
Quesos intensos?
Cerveza estructurada a doble o triple malta. ¿Queso fresco y cremoso? Cerveza rubia ligera tipo weiss. Pero debemos tener cuidado también con las
tensiones aromáticas y los perfumes que deben estar lo más posible en
equilibrio con las sensaciones más determinantes de los quesos.
Combinaciones de queso y cerveza
Gorgonzola dop con aromas intensos y punzantes que dejan agradables sensaciones de Penicillium roqueforti, el moho típico. En este caso se necesitará una cerveza de abadía belga con una decidida presencia de fruta roja y una sensación de ahumado y tostado de caramelo con un final levemente amargo… ¿una
Postel?
Para un queso de pasta blanda como la Mozzarella di Bufala campana DOP una buena Lager.
Para un Taleggio dop ligeramente madurado y cremoso una buena Pilsner.
Para un Bra piemontés de pasta cruda y prensada se puede combinar con una Marzen.
Para el mítico Caciocavallo Silano dop de pasta hilada, pero bien madurado, se puede beber una cerveza Stout.
Para un
Bitto dop o un
Parmigiano Reggiano dop, de aquellos con larga maduración de 36–60 meses, puede ir bien una cerveza
Barley Wine.
Con la cerveza es mucho más complejo que con el vino, ya que hay factores como la espuma y los retrogustos olfativos que a veces desplazan las percepciones y por lo tanto los equilibrios que se pueden alcanzar en conjunto. Sin embargo, es un bonito desafío y una agradable prueba de habilidad gustativa. Así que no se echen atrás y ¡inténtenlo!
Bernardo Pasquali
S&M