El gran Federico Fellini una vez dijo que “la vida es una combinación de pasta y magia”. Pocas, simples palabras que describen, con poético hedonismo, una de las pasiones irrenunciables de los italianos (y no solo): la
pasta, el primer plato por antonomasia. Nuestra elección y nuestros consejos recaen en las excelencias locales: de norte a sur, las que preferimos son la
pasta de Gragnano y la
pasta Felicetti. Dos pastificios magistrales, que producen especialidades de gran calidad.
¿Por qué elegir una pasta de calidad superior?
Un espagueti al dente, un caprichoso fusilli, unos paccheri golosamente rellenos: un plato de pasta hecho a la perfección puede realmente cambiar nuestro día.
Incluso en la preparación de un primer plato simple, la calidad del producto utilizado marca una enorme diferencia. Pero, ¿cuáles son los elementos que diferencian un producto mediocre de una pasta de nivel superior? Ante todo, el
trigo: tanto
Gragnano en Corsa como la
pastificio Felicetti son empresas antiguas, ya seculares, arraigadas en el territorio, que prefieren el trigo local, cultivado en zonas incontaminadas. Y si la ciudad de Gragnano en la provincia de Nápoles puede presumir del prestigioso reconocimiento europeo
IGP, la empresa Felicetti se sirve del trigo cultivado en un área especial: Predazzo. Sus valles son el lugar de origen de esta excelente pasta, presentada en muchas variedades que se adaptan a todos los gustos.
Pasta secada naturalmente
La secado natural, al aire, es otro elemento a considerar cuando se elige una pasta de calidad: permite preservar todas las propiedades del trigo inalteradas. Completa el cuadro un trabajo artesanal y la extrusión por bronce, que hace que la pasta sea rugosa, capaz de retener mejor la salsa.
Pasta: cocción y sabor
Finalmente, la parte más importante, y sin embargo casi inexplicable con palabras: el sabor. La pasta de calidad realmente tiene un sabor diferente: un gusto del que nunca te cansas, capaz de realzar tanto las combinaciones más audaces como las más ligadas a la tradición. Algo que llena de alegría el corazón y el paladar: algo que, misteriosamente, se posiciona con pleno mérito entre los grandes placeres de la vida.
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