Los gastos del mes: en febrero en la cocina con Nina

Entre las preguntas inevitables que una vegetariana recibe regularmente, siempre está ella: “Sí, está bien, pero en esencia ¿qué comes?”. Una de las pocas certezas veganas que tengo en la vida. Ahora mis respuestas se alternan. Cuando me siento resolutiva, exclamo simplemente: “¡Qué no como!”. Cuando, en cambio, estoy de humor para charlar, aviso con celo al interlocutor: “Mmh, ¿cuánto tiempo tienes?”.

Sí, porque la lista de delicias que forman parte de la dieta vegetariana es larga: despliego el papiro que, entre alimentos sanos y algún capricho, revela el misterio. Entonces, ¿qué come una persona vegetariana? Para que te hagas una idea, aquí está mi rica compra de febrero: mimos para el invierno y productos de temporada.

CARGA RICA DE VERDURAS DE TEMPORADA

Contrariamente a lo que se piensa, los vegetarianos no se alimentan solo de ensaladitas tristes y sin gracia. Nos gusta, en cambio, calentar los meses más fríos con verduras para cocinar, estofar, hervir, saltear y, de vez en cuando, rebozar. La calabaza delica está entre mis favoritas: aromática, dulce, perfecta para cremas o simplemente al horno. Otra especialidad es la calabacita trompeta de Albenga, que de la Valle Varaita llega a mi vaporera. A menudo no necesita más que un hilo de aceite de oliva virgen extra para calentar y dar sabor a una noche. Más rústico y auténtico es el radicchio rosa de Verona, que después de saltear en la sartén, acompaña un plato de pasta Senatore Cappelli junto a nueces y un buen queso con moho. Este mes, por ejemplo, elegí el Gialloblu, suave y especiado.

VITAMINA C Y FRESCURA

Las naranjas orgánicas de Sicilia son mi salvación. Soy adicta a los zumos, me encanta la fruta fresca y, sobre todo, tiendo a querer protegerme de las enfermedades estacionales. ¿Y qué hay mejor que una carga de vitamina C? Las naranjas recién cosechadas son realmente un regalo que me hago por las mañanas, para comenzar cada día con más energía.

Y CUANDO NO TENGO TIEMPO...

Cuando no tengo tiempo para cocinar, como suele suceder, las sopas listas vienen en mi ayuda: acquacotta, col rizada, frijoles. Cada vez elijo una diferente para variar. Al final del día, el placer de un plato caliente es innegociable para quien, como yo, es una buena comedora pero quiere alimentarse de manera genuina. Además, son ricas en legumbres, fuente de proteínas vegetales, y contienen pocas grasas. En una palabra: son perfectas. A menudo añado un poco de pan integral fresco: casero o de papas y trigo duro, es indispensable en mi despensa, especialmente en los períodos en los que no tengo tiempo para prepararlo en casa.

LOS EVERGREENS: CEREALES Y QUINOA

Los cereales me acompañan, en todas sus declinaciones, tanto en verano como en invierno. Para mi compra de febrero, elegí arroz venere, particular, negro y aromático, excelente acompañamiento para calabaza y legumbres, tanto desde el punto de vista del sabor como por los valores nutricionales. Un imprescindible para los vegetarianos es la quinoa: esta vez elegí la integral, para las sopas a base de verduras y hierbas.

TODO EL BIENESTAR DEL TÈ

Como buena amante del té y tisanas, adoro todo lo que requiera infusión: tés sueltos, en hojas o en bolsitas, y aromas que se liberan en el agua. Amo el té verde por la mañana, excelente para el metabolismo y para un despertar natural. Este mes elegí una novedad: el té verde Darjeeling. Para la noche, en cambio, infusión de frutos del bosque, de sabor cautivador, ideal para la circulación y también para quienes lo trabajan, ya que proviene de Altromercato.