Que los vinos de Tenuta Maraveja sean de gran prestigio lo hemos descubierto desde el primer sorbo. Que Gildo Gennari sea un personaje muy atípico y único en el mundo de la producción vinícola italiana es otro dato de hecho. Su relación íntima con la naturaleza y la uva es algo fascinante que genera debate. Lo que importa, sin embargo, al final es que sus vinos tienen un fuerte impacto emocional y siempre dejan a uno colgado de un “wow”.
Lo sabe también quien ha tomado en sus manos el proyecto de restauración y revitalización de la famosa península de Coney Island y, en particular, del mítico Luna Park que ha hecho soñar a niños y familias del último siglo. Un empresario de Vicenza, Alberto Zamperla, constructor de los más grandes parques de atracciones del mundo, ha decidido devolver una dignidad a lo que quedaba del Luna Park de Coney Island. En el nuevísimo Amusement Park Zamperla ha querido llevar consigo el vino que lo emociona sin peros. Un pedacito de Colli Berici en Brooklyn.
Gildo Gennari ha respondido a la petición de su amigo Alberto con gran satisfacción y estará presente en junio en la gran presentación del parque. Pero Gildo sabe también que Alberto tendrá que conformarse con mucho menos de lo que pide porque su producción es decididamente limitada. Será el vino de los grandes gourmets que están abriendo su restaurante en este lugar de diversión.
“Para mí es una gran satisfacción poder formar parte de este gran proyecto de recuperación de uno de los lugares más míticos de la antigua Nueva York. Cuando regrese, contaré todo a mis viñas porque, al final, todo es mérito de ellas”. Con la ocasión, Gildo presentará también el nuevo corte bordelés Cabernet Sauvignon y Merlot, Tovomarín, que toma el nombre de la antigua tierra fósil sobre la que se asientan las viñas en sus propiedades. Una arcilla de color gris riquísima en minerales que alimenta la savia vital de las viñas de Tenuta Maraveja.
Bernardo Pasquali
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