Año 2016, el milésimo de los vinos que hará historia.

¿Recuerdan la temporada estival y de septiembre del año pasado? Cálida con incursiones frescas y lluvias regulares. Un año fantástico en lo que respecta a los máximos térmicos y la higrometría del territorio y a beneficiarse es sin duda la agricultura de las producciones preotoñales y, en particular, la uva. Sepan que, si son aficionados al vino o incluso coleccionistas, la cosecha 2016 es considerada por todos los productores de toda Italia como un año histórico, el que hay que hacer acopio.

De hecho, las uvas eran perfectas antes de la vendimia, con un contenido azucarado y un gradiente ácido muy equilibrados. Ningún tipo de enfermedad o imperfecciones. Se decía que las uvas eran para fotografiar, de lo didácticas y bellas que eran. Muchos productores la definen como la cosecha del siglo y, seguramente, desde 1997 no se había visto una producción de tan alto valor. Este valor se atribuye a todas las denominaciones italianas, desde los Alpes hasta el Etna.

Los mostos olían como nunca y la componente aromática de los aromas es, de hecho, uno de los elementos característicos de este extraordinario año. Las fermentaciones a bajas temperaturas han conservado todos esos aromas y fragancias. No solo eso: también las fermentaciones secundarias, malolácticas, han sido útiles para consolidar la viveza y placidez de los vinos todavía frescos. Excelentes bases espumantes para los métodos charmat y champenoise, excelentes vinos frescos de añada, rosé de clase como no se sentían desde hace décadas. En definitiva, una cosecha que no puede faltar en una bodega de calidad.

Año 2016: los vinos tintos

Lo que impresiona es la estabilidad y limpieza de los productos, la personalidad y la territorialidad mineral que los vinos saben expresar: 2016 será un número que permanecerá en la historia vitivinícola. Los distribuidores e importadores internacionales ya están reservando partidas históricas de Barolo, Brunello, Amarone y otras grandes denominaciones históricas italianas.

Año 2016: los vinos blancos

Los vinos de añada son de gran bebibilidad y sapidez. Frescos, afrutados, florales. Excelentes los blancos del Alto Adige que desde 2016 encuentran toda su potencia aromática. De gran impacto también los vinos de crianza que encontraremos dentro de unos años con placeres y bebibilidad que pocas veces hemos encontrado en otras añadas. Por eso, mientras tanto, hagamos un poco de acopio de añadas 2016 de vinos frescos de añada. Para los demás, esperemos con paciencia sin olvidarnos de ello.

Bernardo Pasquali