Si el agua es buena, la pasta lo es aún más: un must que la pastelería trentina Felicetti ha sabido perseguir con gran determinación y desde hace más de 100 años lo ha convertido no solo en un negocio, sino en un acto de amor que fusiona la pureza de las materias primas con un producto de altísima eficiencia en la cocina.
Riccardo Felicetti, uno de los tres socios de la empresa, lo encontramos ya en cada feria de calidad donde se promueve la marca Italia y toda la potencia de la placentera gastronomía italiana. En lo que respecta a la pasta, ha sido elegido por numerosos chefs italianos y no solo, y, como es debido, se ha convertido en embajador de este producto típico del Belpaese.
Y sin embargo, no es aquí donde nace el trigo de la pasta, no entre las extraordinarias montañas de Predazzo y la Val di Fiemme, sino que hay uno de los componentes más determinantes para la calidad de una masa de sémola de trigo duro: el agua pura dolomítica.
La pastelería Felicetti ha introducido una nueva manera de presentar la pasta al público: un diseño refinado y un packaging que ha conquistado por su esencialidad y elegancia. Sus líneas de producción no solo se refieren a la pasta clásica italiana, reinterpretada también en la variante integral, sino que también se han ampliado a tipologías creadas utilizando variedades diferentes de trigo, como, por ejemplo, el canadiense Khorasan Kamut®, con cultivo del cereal en Canadá, marca de la cual Felicetti es licenciatario. Ha sabido elegir solo la excelencia de los granos italianos, ha realizado un proyecto completamente biológico que ofrece al consumidor una mejor calidad y garantía de autenticidad del producto.
Spaghetti & Mandolino les presenta toda la pasta de Felicetti en sus varias versiones y les aconseja dejarse conquistar por ella, porque no existen pastas así, fuera de las áreas tradicionales e históricas!
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