¿Qué
vino es mejor usar en los
panes levantados de las fiestas? ¿Qué vino prefieren el
Pandoro y el
Panettone? ¿
Fresco o
espumoso? ¿Seco o dulce?
Blanco o
rojo?
¡Bien, en primer lugar, eliminemos cualquier duda! Cuando se come un pan levantado como el Pandoro o el Panettone, el vino
debe ser blanco,
espumoso y
dulce.
¡Por favor, no arruinen una botella de espumante seco: solo de escucharlo me da escalofríos!
Debemos recrear en el paladar la sensación de cremosidad, de placer, de suavidad, de coherencia. Y nunca como en el caso de los dulces levantados, esto es más que oportuno, ¡incluso diría indispensable!
En Italia hay muchos y los dos más frecuentes son el
Asti Spumante y el
Cartizze Superiore. En ambos casos, la dulzura es el elemento característico de los vinos y en el primer caso, a veces, lo es de manera incluso demasiado acentuada, lo que puede no gustar a todos. Así que necesitamos un vino que sea suave y tendencialmente dulce sin excederse en la concentración de azúcar.
El vino ideal, entonces, sería precisamente el Cartizze Superiore. Se trata de un
Prosecco obtenido con las uvas Glera producidas entre las colinas de Cartizze, precisamente.
Spaghetti & Mandolino ha elegido una bodega que tiene su sede y sus viñedos entre las ásperas y empinadas colinas vitícolas de este espléndido territorio de Cartizze. Es extraordinario pensar cómo un vino tan seductor y elegante proviene de un territorio tan antiguo y salvaje. Todo lo contrario de lo que se suele creer. Hay que visitarlo para creerlo.
El
Cartizze Agathe de la bodega
Faotto Bottignolo es el vino ideal para los panes levantados, ya que su dulzura natural no es... ¡dulce! No se rían, es cierto, parece una contradicción. Pero significa que la tendencia dulce de este vino es natural, no forzada, llega en el final y acompaña una estructura afrutada con toques de cítricos y albaricoque. Todo ello entre sensaciones florales y notas de miel de acacia. Pero su estructura sigue siendo la del Prosecco, de esta uva Glera que contiene naturalmente una maravillosa acidez y una componente aromática herbácea que sostiene la gran bebibilidad del producto, que nunca resulta empalagoso. De hecho... en este Cartizze, el equilibrio es lo que sorprende. Después de todo, las uvas se recogen en un perfecto estado de maduración y solo las mejores.
La bodega Faotto Bottignolo de Santo Stefano di Valdobbiadene se puede definir con razón, como dirían los franceses, une cave de garage. Y en un territorio como Valdobbiadene, es una rareza. ¡Ah, no hay muchas botellas precisamente porque los viñedos son literalmente... contados!
Pero créannos... para un gran pan levantado, un Pandoro, un Panettone, ¡vale la pena un gran
Cartizze!
¡Felices fiestas a todos!