El Mattarello de Campo di Giove: artesanos de la tradición abruzzesa

El Mattarello de Campo di Giove en Abruzzo es una de esas realidades que rinden homenaje a la tradición gastronómica de nuestro país. Una pequeña joya de bondad que mantiene viva la tradición y los gestos ancestrales transmitidos de madre a hija. Un patrimonio italiano que nos distingue y fortalece el valor añadido de nuestros productos italianos típicos. La tipicidad es un valor humano antes que un valor económico. Es el dulce relato de la abuela a la nieta, el gesto de la mano en la mano para alisar una masa. El valor de la selección de las materias primas, el reconocimiento de la calidad que proviene de la experiencia. Son todos elementos que forman parte de un bien inmaterial que, de manera genérica, llamamos tradición. Pero es todo ello sobre lo que fundamenta el arraigo de la cultura de un pueblo y de los habitantes que residen en nuestros pequeños pueblos antiguos, las aldeas, las calles y las pequeñas moradas cimentadas en la piedra. 

Maria y Barbara son hermanas y su conocimiento proviene precisamente de sus abuelas. El pequeño horno y la pastelería que se encuentran en Campo di Giove, en la provincia de L'Aquila, al pie de la Majella, representan una joya de placer y bondad incrustada dentro del Parque Natural. Un espacio que continúa regalando fragancias embriagadoras que se pierden a lo largo de la vía San Matteo que lleva al centro histórico del pequeño pueblo de piedra. En este pequeño laboratorio artesanal permanecen gestualidades y técnicas de elaboración que se remontan a la noche de los tiempos. Pasta al huevo que aún hoy mantiene las especificidades de antaño y las recetas de masa transmitidas de generación en generación. 

Spaghetti & Mandolino ha elegido esta pequeña joya gastronómica abruzzese precisamente por todos esos valores que se integran perfectamente en lo que nosotros llamamos, de manera más genérica, la valorización de la autenticidad y tipicidad italiana. La producción de sus dulces no prevé ningún artificio de las novedades dictadas por la evolución culinaria moderna. Sus productos tienen la misma forma, los mismos aromas y la misma declinación de antaño. Esta es la fuerza de Il Mattarello. 

El Biscottone Abruzzese y el Dolce del Vescovo son un ejemplo. Los ingredientes se eligen entre los que ofrece el territorio, los proveedores son siempre los mismos desde hace generaciones. Algunos de ellos son biológicos, no tanto porque tengan impresa la hojita europea, sino porque aquí el aire puro de la Majela y las técnicas productivas ancestrales de las harinas, de las mermeladas, de los huevos viven de la limpieza y pureza de un contexto que no prevé el uso de sustancias que arruinen el entorno en el que se vive.

El valor añadido biológico aquí lo encontramos en una sola palabra: amor. Apego a los valores de la tierra. Respeto por el medio ambiente por su salubridad y la de las personas que allí viven. Pasión y amor por la bondad. Son todos ingredientes que no son repetibles y llegan del corazón de Maria y Barbara, de su simplicidad y genuina autenticidad. El empaquetado a mano es otro de esos gestos que deberían ser considerados únicos y fundamentales para el reconocimiento de la calidad. 

Hoy se habla mucho de packaging, pero ¿recuerdas las galletas que la abuela nos regalaba y que ponía en el pequeño pañuelo cerrado con un lazo de colores? ¿Se podrán olvidar alguna vez ciertas emociones y ciertos gestos simples que ofrecían el amoroso valor añadido del regalo? En un paquete de fagottini del Mattarello tendrás esta sensación de lo hecho a mano. 

Todo empaquetado solo para ti: artesanía en su estado puro. Todo esto es vivir un salto de generaciones. Abrir el paquete y embriagarse del aroma de lo bueno, dejarse atrapar por la frescura de un producto y por su irregularidad que representa su verdadera unicidad y rareza. 

Il Mattarello forma parte del patrimonio italiano de la buena cocina. Una pastelería que se dirige a quienes aman la verdad y la historia. Para no morir todos de homogeneización, de malabaristas de televisión y de modernismo incondicionado que, lamentablemente, está quitando demasiado espacio a la esencia de las cosas.

Bernardo Pasquali

S&M