Una pequeña introducción: ambos llevan el nombre de su respectivo pueblo natal. Arnad está situado en la región autónoma del Valle de Aosta y Colonnata es una localidad del municipio de Carrara, en la provincia de Massa.
Las diferencias de sabor entre los dos tipos de lardo dependen de la calidad de la grasa fresca del cerdo pesado, de las hierbas aromáticas utilizadas y del proceso de maduración. El lardo de Arnad se afina en tinas de madera durante un promedio de 3 meses, mientras que el lardo de Colonnata madura en cubas de mármol de Carrara durante 6 meses.
Durante la degustación, el lardo del Valle de Aosta ofrece un sabor balsámico, gracias a las hierbas aromáticas como el romero, la salvia, el enebro y la nuez moscada; mientras que el lardo toscano tiene un sabor delicado y fresco, con un ligero toque picante.
Les proponemos disfrutarlo al natural, finamente cortado sobre crostini calientes. Voilà, unos espléndidos entrantes que les permitirán descubrir si su paladar se inclina más por el lardo dulce o el balsámico.
El lardo de Colonnata es sin duda el más famoso. Ya era conocido en la época de la antigua Roma y de los lombardos, cuando el mármol de Carrara era históricamente muy utilizado. Desde el año 2000 es un producto Slow Food y desde 2004 tiene la denominación IGP. Un embutido con un altísimo contenido de grasa (99 gramos por 100 gramos), de los cuales un tercio son grasas saturadas. Pero aparte de este dato poco compatible con cualquier dieta, lo que destaca es su sabor, su suavidad y su aroma. Es un verdadero viaje multisensorial, una experiencia de sabores sublimes que pocos embutidos pueden ofrecer. Perfecto con vinos tintos estructurados como el Chianti o el Amarone. Prueben combinarlo con mieles y frutas deshidratadas.
¡La degustación es obligatoria!
Fabio De Vecchi
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