Corrado Benedetti, el sabor de Lessinia y Valpolicella.

Se narra que en tiempos de guerra en estas zonas vivía un bandido. Un traficante que siempre llevaba consigo una escopeta. Un día el hombre fue visto y arrestado por las fuerzas del orden. Visto como capturado, el bandido contó su historia y el motivo de sus actos, que tenían como objetivo alimentar a él y a su familia. Tocando sus sentimientos, los gendarmes dejaron ir al bandido, quien prometió poner una cruz en ese lugar como símbolo de la humanidad demostrada.
Así es como nació la Cruz de la Escopeta.

Corrado Benedetti nace y crece aquí, y su historia se enriquece precisamente por la tierra de la que proviene, por el profundo espíritu que lleva consigo. El pequeño pueblo y el cruce que lleva hacia el antiguo puente de piedra natural de Veja siguen siendo hoy en día lugares fascinantes que representan una línea de frontera entre la Valpolicella más alta y la meseta de la Lessinia. Se llega después de una serie de serpentinas que pasan a través del alto Valle de Negrar en Valpolicella Clásica, entre los majestuosos y antiguos viñedos del Amarone. Lugares de culto que llevan nombres reconocidos en todo el mundo por la calidad de los vinos que expresan: Villa, Mazzano, Torbe. Luego la viña comienza a ceder el lugar al bosque y más arriba a los altos hayas típicos de la montaña veronesa. Se narra que de esta carretera transitó un día también Dante Alighieri, en exilio en tierras Scaligeras. Subió hasta el mítico Puente de Veja, del cual tomó inspiración para la estructura de su Divina Comedia.

Es en este contexto histórico-geográfico que la familia Benedetti ha echado raíces. Tierra amena, alejada de los brillos de la civilización, donde la humanidad y la reciprocidad han sido siempre el camino hacia la supervivencia. Pueblos y barrios de piedra animados por el sacrificio y la alegría de la simplicidad. Valores antiguos de mujeres y hombres, sinceros y decididos. La Cruz de la Escopeta es, en cierto sentido, no solo un límite entre la colina y la montaña, entre la viña y el pastizal, entre dos estilos de vida diferentes: la Cruz de la Escopeta es también el emblema de un paso histórico para la familia Benedetti que, tras los inicios como queseros del abuelo Ángelo hasta su nieto Corrado, ha seguido un camino sin titubeos hacia una identidad más amplia y estructurada. En medio de ellos, la importante figura de Pasquina y Vittorio, padres de Corrado, quienes han consolidado las técnicas de producción y afinado de los quesos.

Un proceso largo y agotador, lleno de sacrificios y satisfacciones. Un sendero inicialmente tortuoso que ha recuperado su camino recto con la llegada del hijo Corrado, un chico prometedor, en cierto sentido visionario, que ha sabido traducir la esencia de esta tierra preciosa en un proyecto empresarial de gran valorización de su historia y tradición. Corrado ha retomado las antiguas recetas queseras y cárnicas de la Alta Valpolicella y la Lessinia y las ha propuesto en su pureza y genuinidad. Pero su carta ganadora ha sido la capacidad de acercarse a la contemporaneidad, montando estilos y gustos sin perder nunca de vista la calidad y su historia. Se ha rodeado de un equipo joven y emprendedor y ha transmitido el ingrediente más importante, aquel que se saborea cada vez que se lleva a la boca una de sus creaciones: ¡la pasión! En sus embutidos, en sus quesos, en sus mermeladas y preparaciones gourmet, todo es pasión.

Una fecunda creatividad, la de Corrado y su familia, que en pocos años les ha asegurado un liderazgo de calidad en el panorama gastronómico veneciano. Un toque de genialidad que a veces ha introducido también nuevas recetas, retomadas luego por muchos de sus competidores. Un precursor que nunca ha escatimado en el significado de territorialidad y pertenencia.

Hoy la empresa Corrado Benedetti se ocupa de muchas actividades como la elaboración de quesos y embutidos, la producción de cremas y mermeladas, especialidades locales típicamente veronesas. Su profundo apego a esta tierra y a la Cruz de la Escopeta se ha concretado aún más en la apertura de un espacio hermoso entre los bosques de haya, un verdadero espacio vivo que la empresa ha denominado El Bosque Alegre, donde las familias pueden vivir momentos de placeres y serenidad, lejos del tráfico y la confusión de la modernidad. Ciertamente la familia siempre ha sido para los Benedetti un valor, el elemento fundamental de su éxito y hacer accesible este bosque a las familias es sin duda una señal más que tangible.

Sería difícil detenerse en algunos productos en particular de la selección Corrado Benedetti, ya que correríamos el riesgo de hacer un agravio a algunas creaciones históricas y, en cierto modo, a él mismo. Pero una línea ciertamente debe diferenciarse de las otras porque representa precisamente el espíritu constructivo de una identidad fuerte en la Valpolicella de Corrado. Hablo de la producción de quesos y embutidos afinados y acercados al vino príncipe de estas tierras, el Amarone. Un camino muy difícil para la certificación de todos los productos bajo la égida del Consorcio de la Valpolicella, y una gran satisfacción por la posibilidad de transferir una nueva idea de compenetración entre sabores y valores de una tierra en gran evolución.

Hoy subir a la Cruz de la Escopeta significa ascender a un lugar de culto gastronómico, donde se pueden visitar las cuevas de afinamiento y degustar las delicias de la empresa en un contexto fascinante, inmersos entre las piedras y los mármoles rosas de la Valpolicella.

Hoy no subimos armados con una escopeta, como lo hizo ese bandido, sino animados por el deseo de descubrir un arte gourmet que reconforta el alma y hace soñar con los ojos cerrados.

Bernardo Pasquali