La ciudad es un polo de atracción cultural y turística, de fama nacional e internacional, por sus notables bellezas monumentales, la organización de eventos de gran importancia, así como por sus famosos productos típicos gastronómicos.
Orígenes
La historia de Mantua tiene probablemente orígenes etruscos. Se ha encontrado un rico emporio de objetos cerca de la ciudad. La ciudad pasó luego bajo el gobierno de los galos y después de la victoria de Casteggio, bajo el dominio romano. El poeta Virgilio, orgulloso de sus orígenes mantuanos, escribe, en clave mitológica, que la fundación de la ciudad ocurrió, según algunas leyendas, gracias a Bianore, hijo del Tíber, y de la ninfa Mantuo o, según otras fuentes, por obra de Aucno, hijo de Mantuo y héroe etrusco, que dio a la ciudad el nombre de su madre.
Desde las invasiones bárbaras hasta la llegada de los Gonzaga
Del III al VIII siglo, también Mantua fue objeto de las invasiones bárbaras hasta que fue conquistada por los lombardos y luego entró en los territorios de Matilde de Canossa. Tras la muerte de la Gran Condesa, en 1115, se convirtió en un municipio libre, pero las numerosas luchas entre familias debilitaron la ciudad. Siguió el gobierno de los Bonacolsi, que fueron los primeros señores de Mantua, luego reemplazados en 1328 por los Gonzaga. Así comenzó la larga dinastía de estos señores que se convirtieron, gracias a los reconocimientos imperiales, primero en marqueses y luego en duques.
Excelencias artísticas
La Mantua de los Gonzaga se convirtió en un polo cultural, primero con Ludovico II, que solicitó monumentos al hombre renacentista por excelencia: Leon Battista Alberti (hombre de gran erudición además de arquitecto), y luego con Isabella d’Este, convertida en comitente de las grandes personalidades de Andrea Mantegna (pintor - grabador) y Giulio Romano (pintor - arquitecto).
Mantova y de las potencias imperiales a la Unidad de Italia
Entre el siglo XVII y el XVIII hubo algunos desórdenes en la ciudad, con los saqueos de las tropas imperiales y los problemas dinásticos. Así, las famosísimas y excelsas obras de arte de los Gonzaga dejaron los suntuosos palacios y fueron vendidas en todo el mundo. Mantua se convirtió en una ciudad-fortaleza de Austria, fue conquistada por Napoleón, para luego ser reincorporada al imperio austriaco. En 1866, fue ocupada por las tropas piemontesas y se convirtió en parte del Reino de Italia.
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