Este pastel simple pero delicioso nació en las calles polvorientas de la antigua ciudad de los Gonzaga.
En aquellos tiempos, Mantua era una ciudad rica y dinámica del Renacimiento, donde florecieron talentos como Mantegna y Giulio Romano.
Isabella d'Este luego transformó la ciudad en la perla arquitectónica que aún podemos admirar hoy. No se sabe con exactitud cuándo nació la Sbrisolona, pero algunos documentos indican que llegó a la corte de los Gonzaga antes del siglo XVII.
Sbrisolona: El nacimiento de un mito
Su nombre proviene del término mantuano "brisa", que significa migaja. Se elaboraba con ingredientes humildes, propios de la tradición campesina. Al principio se utilizaban avellanas, pero gracias al próspero comercio bajo el gobierno de los Gonzaga, llegaron las almendras, que permanecen hasta hoy.
La masa es seca, hecha con harina de maíz, manteca de cerdo (hoy en día mantequilla) y almendras. A veces se le añaden también cáscaras de limón. Todos saben que para degustar la Sbrisolona no se usa cuchillo, sino que se rompe con las manos. Este dulce se acompaña idealmente con vinos dulces de uva blanca passito. Todavía hoy, en muchas familias de Mantua y en las tabernas del centro, es común encontrar un pequeño vaso de grappa junto al plato de Sbrisolona. No se bebe al final, sino que se vierte sobre el pastel antes de romperlo en pedazos.
Recomendamos maridarlo con un vino passito de Lugana o un Recioto di Soave para una experiencia dulce. Para un final de comida más fuerte, pruebe un buen destilado de Maso Zu Plun, incluso con su mítico Dol Gin.
La Sbrisolona a la moda actual
En Spaghetti & Mandolino, siempre tratamos de estar al día con las tendencias del mercado, por lo que le pedimos a un querido amigo, Renato (de Parole del Piatto), que elaborara una Sbrisolona vegana para nosotros, ¡para que este postre pueda disfrutarse en todas las ocasiones!
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