Barbaresco: del Piamonte, uno de los grandes vinos italianos.

Si la importancia de un territorio vitivinícola se mide por la calidad del vino que produce, el Piamonte puede definirse como una de las regiones vitivinícolas más importantes de Italia, no por la cantidad de vino producido cada año, sino por su altísima calidad que lo caracteriza.

La joya de la viticultura piamontesa e italiana: el Barolo y el Barbaresco, ambos fruto de la vinificación de la uva tinta más importante de esta región: el Nebbiolo, a menudo considerado el “Re del Piamonte”.

Aquí nos centraremos en particular en el Barbaresco, espléndido vino producido en las Langhe, al igual que el Barolo, un territorio casi exclusivamente calcáreo, que se extiende alrededor de la ciudad de Alba y es atravesado por el río Tanaro. Descubre junto a nosotros todas las características y curiosidades de este fantástico vino, pero sobre todo las combinaciones adecuadas para disfrutar en la mesa.

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Barbaresco: Historia, orígenes y curiosidades

El nombre del municipio de Barbaresco deriva del término “Barbarica silva”, ligado a las encinas gigantes, símbolo de fuerza y resistencia, que crecían allí rodeadas de manantiales de agua salada que aún existen. Y es aquí donde nace el vino Barbaresco DOCG. La zona de origen de las uvas destinadas a producir los vinos con denominación de origen controlada y garantizada “Barbaresco” incluye todo el territorio de los municipios de Barbaresco, Neive, Treiso (ya fracción de Barbaresco) y parte de la fracción “San Rocco”, que ya formaba parte del municipio de Barbaresco y se integró al municipio de Alba, pertenecientes a la provincia de Cuneo.

El Barbaresco es una de las primeras denominaciones reconocidas en Italia en 1966 junto con el Barolo.

El cultivo del Nebbiolo en esta zona tiene orígenes muy antiguos: según algunos, fueron los galos los primeros en sentirse atraídos por el vino Barbaritium y por eso llegaron a Italia; aunque Barbaresco era conocida por la calidad de sus uvas Nebbiolo, que a menudo se vendían a productores de Barolo, la fecha reconocida de nacimiento del vino Barbaresco es 1894, cuando se fundó la Cantina Social de Barbaresco.

Domizio Cavazza, un joven y brillante agrónomo nacido en Módena, fue nombrado primer Director de la Escuela Enológica Real de Alba en 1881 y se apasionó rápidamente por Barbaresco, donde compró una finca en 1886. Cultivó Nebbiolo y con un grupo de nueve viticultores fundó la Cantina Social, que fue dotada de barricas y equipo enológico para producir lo que se considera el primer vino oficialmente llamado Barbaresco.

Después de un período negativo, fue en los años ’50 cuando el vino Barbaresco recobró su fama gracias sobre todo a una nueva generación de jóvenes productores, entre ellos Bruno Giacosa y Angelo Gaja. Además, el párroco de Barbaresco, Don Fiorino Marengo, fundó la bodega cooperativa Produttori del Barbaresco, continuando la visión original de Cavazza de crear una cooperativa que hiciera vinos excelentes y detuviera la fuga de jóvenes agricultores que abandonaban el campo.

Barbaresco: las reglas y las zonas donde producirlo

El Barbaresco, como ya se ha dicho, deriva al 100% de Nebbiolo cultivado exclusivamente en los 4 municipios listados en el reglamento establecido por la Región para garantizar su marca DOCG (en realidad los municipios son prácticamente 3, Barbaresco, Neive y Treiso. Alba comparte con Treiso una pequeña franja de 4 viñedos). Se puede denominar Barbaresco solo después de un envejecimiento de 26 meses, de los cuales 9 en madera, a partir del 1° de noviembre del año de cosecha de las uvas.

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El Barbaresco Riserva, en cambio, necesita un período de envejecimiento de 50 meses, de los cuales 9 en madera, a partir del 1° de noviembre del año de cosecha de las uvas.

Además, la DOCG “Barbaresco” y “Barbaresco riserva” puede ser seguida por una de las siguientes menciones geográficas adicionales: Albesani, Asili, Ausario, Balluri, Basarin, Bernadot, Bordini, Bricco di Neive, Bricco di Treiso, Bric Micca, Ca’ Grossa, Canova, Cars, Casot, Castellizzano, Cavanna, Cole, Cottà, Currà, Faset, Fausoni, Ferrere, Gaia-Príncipe, Gallina, Garassino, Giacone, Giacosa, Manzola, Marcarini, Marcolino, Martinenga, Meruzzano, Montaribaldi, Montefico, Montersino, Montestefano, Muncagota, Nervo, Ovello, Paje’, Pajore’, Pora, Rabaja’, Rabaja-Bas, Rio Sordo, Rivetti, Rizzi, Roccalini, Rocche Massalupo, Rombone, Roncaglie, Roncagliette, Ronchi, San Cristoforo, San Giuliano, San Stunet, Secondine, Serraboella, Serracapelli, Serragrilli, Starderi, Tre Stelle, Trifolera, Valeirano, Vallegrande y Vicenziana.

Barbaresco: las combinaciones para la mesa

Al servirse en la copa, el Barbaresco se muestra en su intenso y brillante color rojo rubí con reflejos ligeramente granates. En nariz despliega una rica mezcla de frutos rojos, geranio, violeta, pimienta verde, canela, nuez moscada, heno, madera, avellana, vainilla y anís. En boca se revela cálido, fino y armónico, y confirma todas las sensaciones visuales y olfativas con una persistencia larga y constante.

Se recomienda disfrutar del Barbaresco a una temperatura de servicio entre los 18 y 20 °C. Se deben usar copas de gran apertura para vinos tintos estructurados, teniendo la precaución de abrir la botella al menos una hora antes. En cuanto a las combinaciones, el Barbaresco, además de ser considerado un excelente vino para meditación, se marida a la perfección con platos de caza, estofados de carne, codornices y faisanes asados. Es un vino particularmente indicado para combinar con platos marcados y contundentes; de hecho, forma el binomio ideal con todos los platos a base de trufa.

Francesco Scuderi

S&M