El 2014 marca definitivamente el consolidamiento de los mercados exteriores en lo que respecta a la venta de productos típicos.
Las
burbujas se convierten en el motor económico de todo el sector agroalimentario con un incremento medio global del 22%.
Un récord histórico impulsado por el acelerador Prosecco que siempre sigue sorprendiendo por su capacidad de penetración en el mercado.
Hablando con numerosos importadores franceses, se evidencia cada vez más su interés por el espumoso italiano que desean incluir en sus cartas. Cada vez son más los eventos en la
París de lujo, donde se saborea con base en Prosecco. Ya es una moda que no conoce prejuicios, ni siquiera entre nuestros primos de al otro lado del río.
Las burbujas italianas, según datos de Istat, venden 300.000.000 de botellas. Incrementos particulares: China con el 195%, Gran Bretaña con el 50% que supera a Estados Unidos con un incremento del 21%. Un fenómeno preocupante, sin embargo, se está afirmando en el país donde menos se lo esperaría. En Alemania,
después del Prosecco de grifo, se asiste a la comercialización de marcas imitadoras como Kressecco o Meer Secco.
Alemania, además, disminuye el consumo de nuestras burbujas.
¡Estrella italiana en el exterior la pasta!
Se consolida en países históricos como Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón. Son países que juntos cubren casi el 60% de toda la exportación. Pero están abriéndose camino otros países muy dinámicos, como por ejemplo los estados del sudeste asiático y en particular Corea del Sur y China. Excelente rendimiento también de Israel con un +10%. Rusia sigue siendo la nación que ha tenido el mayor incremento de importaciones con un +19%. Brasil es la nueva frontera sudamericana con incrementos importantes del 5%. Aumentan los formatos típicos y en particular hay un incremento de las
pastas típicas territoriales como Gragnano y pasta Marchigiana de autor.
En ambos casos, el 2014 ha marcado un año récord que destaca el buen estado de salud de la excelencia agroalimentaria italiana y en particular de la materia prima histórica de nuestro país. Un rendimiento que cada vez lleva más a los productores a orientar sus destinos hacia el exterior, pero, al mismo tiempo, a apoyar a las empresas que de este modo pueden esperar en la recuperación italiana.