Esta semana se ha llevado a cabo en Milán la bienal Internacional del Food, Tutto Food, y ha sido una gran oportunidad para evaluar la situación sobre numerosas problemáticas relacionadas con la comercialización de la alimentación y la ética productiva.
El 2014 será recordado como un año funesto para las producciones agrícolas y la estela destructiva no cesa, si pensamos en lo que está sucediendo en Salento con el bacterio Xylella fastidiosa.
Pero además de la naturaleza, también ha intervenido el hombre y en algunas áreas de Campania se ha seguido hablando de las tierras de fuego. Para quienes han visitado esos lugares, la incomodidad y la rabia no pueden más que aflorar continuamente.
¿Quién paga las consecuencias? Los pequeños agricultores, aquellos que rompen su espalda diariamente para dar dignidad a su vida y a su familia. Hemos dado un recorrido por los pabellones y en particular nos hemos detenido a dialogar con algunos productores campanos y napolitanos. El ambiente que se respiraba era pesado. La afluencia a sus stands se notaba, estaba condicionada, fuertemente condicionada.
¿El público ya no confía? Claro, en un momento en que la búsqueda de certeza y conciencia es un pilar del nuevo consumidor medio, todo lo que ha aparecido en los medios ha alejado las compras de esos territorios.
Pero existen mujeres y hombres valientes que se están exponiendo de una manera fuerte contra un sistema que aún no los ha vencido y nunca los vencerá. Son los pequeños productores heroicos de la
Campania felix. Aquellos que creen profundamente en su tierra y cuando te la cuentan son uno con ella. Nosotros hemos elegido más de uno. Y hoy dedicamos el artículo a ellos. A su coraje y a su honestidad. Porque para salvar esa tierra, lo único que hay que hacer es gritar al mundo el nombre de grandes mujeres y hombres.
Gente que nunca se rinde y que sabe que solo ofrece la excelencia de una tierra donde el sol, el aire y el mar son únicos en el mundo.