Esta es la historia... de la Pasta de Gragnano.

Gragnano, Campania, en tiempos de los romanos, ya contaba con una actividad de molienda de trigo, con molinos presentes a lo largo de las orillas del torrente Vernotico. En el siglo XVI se estableció en Nápoles la corporación de “vermicellai”, entre los cuales también una pastificadora de Gragnano. Después de la hambruna del Reino de Nápoles en el siglo XVII, aumentó el consumo de pasta, fundamental por sus propiedades nutritivas y por su bajo costo, debido a la invención de la trafilatura en bronce.
 

Una fecha importante para recordar es el 12 de julio de 1845, año en que Fernando II de Borbón expresó el deseo de alimentar su corte con la pasta larga de Gragnano. Hasta ese momento, la pasta seca se consideraba un alimento para pobres, ya que se conservaba durante un largo período y las materias primas eran fácilmente accesibles.

El comienzo del siglo XIX marcó el apogeo de la industria de molienda de Gragnano, años en los que la Via Roma fue reestructurada para ser más funcional en el secado de la pasta alimentaria. Las pinturas y fotografías que retratan la famosa calle durante el secado de la pasta son numerosas e históricamente interesantes. Retratan las estructuras sobre las que se secaban vermicelli o ziti, hechas de cañas de bambú.

En el siglo XX, en cambio, vemos una regresión de la producción debido a la competitividad de las empresas del norte de Italia. Desde entonces, las pastificadoras de Gragnano con sus pasteleros artesanales se han concentrado en aumentar la calidad y la variedad de sus productos [descubre todos los formatos de pasta de Gragnano] y en llevar la excelencia a sus hogares.
 

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