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Frigorífico y vino no siempre van de la mano.

“Siéntate. Te ofrezco un excelente Nebbiolo de las Langhe!”…noooooo, tu amigo lo saca del frigorífico. Por mucho que lo quieres, no puedes quedarte callado. “¿Por qué lo has metido en la nevera? ¡Es un Nebbiolo! ¡Es un vino tinto…lo arruinas!”. El amigo te mira sorprendido y te dice “Lo abrí ayer…”. Un clásico. Pero, ¿y si fuera un bonito Grillo de las viñas de Paceco en Sicilia?  ¡Entonces sí!
 
El vino es un producto vivo y para ser degustado siempre necesita las mejores condiciones de temperatura y estabilidad orgánica.
¿Qué significa esto? Si, por ejemplo, elevas demasiado la temperatura de degustación de un vino tinto, será el alcohol el que se vuelva predominante; si bajas demasiado la temperatura del mismo vino, será el tanino el que se vuelva vítreo y cortante. En resumen, la conservación de un vino tiene su lógica, al igual que su servicio. 
 

Conservar espumante y prosecco

[ Ver la selección de espumante y prosecco ]
Si te sucede abrir una botella de vino espumante y luego tienes que conservarla, hazlo durante un máximo de un par de días, pero ciérrala bien, con tapones adecuados para espumantes. Mantenla en el frigorífico. De esta manera mantenemos a raya la sobrepresión del vino e impedimos una excesiva desgasificación del producto.
Hazlo, ya sea que estés ante un espumoso blanco o rojo tipo Lambrusco.
 

Conservar vinos tintos

[ Ver la selección de vinos tintos ]
Si debes conservar un vino tinto, no lo metas en el frigorífico, déjalo en un lugar fresco pero a una temperatura mínima de 10 – 12 grados. El frigorífico tiende a desnaturalizar la calidad del producto ya que, una vez abierto, el vino tinto tiende a recuperar su equilibrio entre las partes duras y las suaves y no soportaría otro cambio térmico. Déjalo madurar en botella; a veces, después de un día o dos, hay vinos que sorprenden gratamente. 
 

Conservar vinos blancos tranquilos

[ ver los vinos blancos ]
Si debes conservar un vino blanco, en cambio, mantenlo en el frigorífico, sobre todo si se trata de un vino sencillo, no particularmente estructurado. Si se tratase de un vino blanco complejo con afinamientos, manténlo a una temperatura fresca mínima de 10 – 12 grados. Al igual que el vino tinto, los 4 – 6 grados del frigorífico podrían alterar sus equilibraciones. 
 

Conservar vino dulce

[ ver la selección de vino dulce ]
Con los vinos dulces, siempre se prefiere mantenerlos en el frigorífico, aunque en la parte menos fría.
Para los dulces de alto grado glicerínico y estructural sería mejor una temperatura un poco más elevada (10 – 12°). No vale la pena dejarlo a temperatura ambiente durante demasiado tiempo, ya que los fenómenos oxidativos podrían alterar su dimensión organoléptica de manera negativa.

¿Quieres conocer los 6 parámetros fundamentales que debe tener tu bodega para que los vinos se conserven bien?  Le hemos pedido a Bernardo Pasquali que nos lo cuente en "La bodega ideal"

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