Acabo de leer un artículo muy interesante de Lorenzo Quadri en AgroNotizie que me ha abierto los ojos a un recurso increíble que a menudo se pasa por alto: los residuos de poda de uva.
En el pasado se consideraban residuos, hoy en día estos residuos son un recurso precioso que podemos explotar de formas sorprendentes:
Las ramas de vid pueden convertirse en gránulos o astillas de madera y convertirse en un combustible sostenible para la producción de energía térmica o eléctrica.
Tratados adecuadamente, junto con el orujo, se pueden utilizar como abono para mejorar la fertilidad del suelo en los viñedos u otros entornos agrícolas.
Los residuos se pueden transformar en creaciones artísticas, como cestas, decoraciones y esculturas, para apoyar las producciones artesanales locales.
Algunos investigadores están estudiando la creación de materiales de construcción respetuosos con el medio ambiente a partir de relaves, que tienen excelentes características aislantes.
Estos usos no solo contribuyen a la sostenibilidad económica de las bodegas, ya que reducen los costes de eliminación, sino que también generan ingresos adicionales.
Además, la producción de energía a partir de los residuos de la poda reduce el consumo de fuentes no renovables y contribuye a la lucha contra el cambio climático.
¿Sabía que un viñedo promedio produce unos 20 quintales de residuos de poda? ¿Y ha pensado alguna vez en cuántos litros de diésel podrían corresponder en términos de poder calorífico?
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