Membrillo, mermelada y Andrini: un entrelazado de historias

El membrillo: un relato milenario 

El membrillo se cultivaba mucho antes que la manzana común; originario de Asia Menor y del Cáucaso, sus orígenes se remontan al 2000 a.C.

La planta habría sido importada a Andalucía por los árabes en el siglo VIII d.C. La comunidad sefardí, gran amante de los membrillos, los consumía principalmente cocidos de diversas maneras, incluida una versión muy similar a la que hoy conocemos como cotognata.

La cotognata era tan amada en España que en el periodo de la dominación aragonesa, a finales del siglo XIII, también llegó al sur de Italia.
 

La cotognata de Andrini Marmellate

La difusión de la cotognata al norte la ha llevado a aterrizar también en Italia, donde se convirtió en un ícono de generosidad y hospitalidad.
Andrini Marmellate es heredera de esta milenaria tradición que ha sabido preservar en algunos aspectos e innovar en otros.

La receta original, compuesta solo por membrillos, azúcar y paciencia bíblica, ha sufrido una metamorfosis en las manos expertas de Andrini. Al añadir cáscaras de cítricos, su cotognata ha evolucionado, manteniendo intacta la esencia de su historia. Un toque de clase se revela en el empaque de madera, un homenaje a la tradición y un paso hacia la sostenibilidad.
 

Andrini Marmellate, una realidad que encarna la tradición enogastronómica Lombarda

Fundada en 1937 por Battista Andrini en Gottolengo, entre Brescia y Cremona, la empresa es hoy el refugio de Maria Luisa y su familia.
Con más de ochenta años de historia, Andrini Marmellate es el custodio de los sabores artesanales y tradicionales de Lombardía. Cada tarro encierra no solo la cotognata, sino también la pasión y el esfuerzo de una familia que ha hecho de la tradición culinaria su legado.
 

La producción artesanal

El arte de Andrini Marmellate se basa en la elaboración de fruta fresca de temporada, proveniente de cultivos locales.
Cada fase, desde la selección hasta la cocción, es un acto de dedicación cuidado por un equipo de profesionales apasionados.

La sede, situada en un antiguo pueblo medieval entre las provincias de Cremona, Mantua y Brescia, es un testimonio tangible de un pasado rico en historia y tradición.

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