Los
quesos ebrios son quesos curados realmente únicos. La técnica de ebriear un queso implica la inmersión de las formas en cubas de orujos frescos recién destilados pero no prensados, que deben, por tanto, aún ser suaves.
Este procedimiento puede repetirse sobre todo para los quesos envejecidos. De este modo, la corteza y también la pasta asumen un color diferente, según los orujos utilizados, adquiriendo también el aroma del mosto.
¿Se pueden “ebriar” todos los quesos?
Se suele ebriear los quesos curados durante al menos 60 días hasta 24 meses. Deben ser de buena calidad y no presentar defectos. La duración de la inmersión varía de 8 a 10 días para los quesos maduros, mientras que alrededor de 30 días para los envejecidos. Una vez extraídos, se secan y limpian, luego se dejan madurar durante otros 15 o 30 días antes de degustarlos.
Se prestan a la ebrieadura quesos de pasta semidura, como por ejemplo el Asiago o el Montasio.
Queso ebrio: ¿cuándo se originó esta técnica?
Se cree que la técnica particular fue inventada durante la Primera Guerra Mundial, por los habitantes de Treviso, después de la batalla de Caporetto. Para proteger los quesos de las razzias de los soldados austro-húngaros hambrientos, se escondieron los quesos bajo los orujos ya utilizados para la vinificación. Una vez pasada la amenaza, los habitantes los rescataron y, al notar su particular sabor, buscaron reutilizar la técnica. Por otro lado, se cuenta que se utilizaban los orujos para suavizar la corteza de los quesos en ausencia de aceite, que había subido demasiado de precio para los queseros en tiempos de guerra.
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Bueno, la última tendencia es la ebrieadura de quesos en “barrique” de vino tinto. La madera de roble sabe intensificar y hacer únicos los aromas y sabores.
Quesos ebrios: nuestros favoritos
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