Forenza, una joya incrustada en las verdes colinas de Basilicata, es famosa por una tradición quesera que tiene sus raíces en un pasado lejano. Entre los tesoros gastronómicos de esta región, el Caciocavallo y el Pecorino se distinguen por su calidad, sabor y método de producción. Estos quesos no son solo alimentos, sino también expresiones auténticas de cultura e historia. Exploramos en detalle estos dos pilares de la tradición quesera de Forenza.
El Caciocavallo de Forenza es un queso que destaca por su forma peculiar, similar a una pera grande con una cabeza que se utiliza para atarla y colgarla durante la maduración. Se produce principalmente con leche cruda de vaca, y su proceso de elaboración comienza con la coagulación de la leche seguida de la ruptura de la cuajada.
Después de romperla, la cuajada se calienta y se deja reposar; luego se estira y moldea a mano hasta obtener la forma característica. Un aspecto distintivo del Caciocavallo de Forenza es su maduración, que puede variar de dos meses a más de un año, dependiendo del resultado deseado.
El sabor del Caciocavallo de Forenza varía de dulce a picante según la maduración. Cuando es joven, el queso tiene un sabor láctico, cremoso y ligeramente mantecoso. Con el envejecimiento, se vuelve más seco y especiado, con un regusto que puede recordar a las hierbas aromáticas de los pastos de montaña lucanos.
Este queso es extremadamente versátil en la cocina: se puede consumir solo, como parte de un aperitivo, o utilizado en diversas recetas. Rallado, enriquece risottos y pastas, mientras que en lonchas se convierte en un excelente compañero para mermeladas y mieles rústicas.
El Pecorino de Forenza es un queso de pasta dura, producido con leche pura de oveja. El proceso de producción comienza con la coagulación de la leche, seguida de la ruptura de la cuajada que luego se prensa y se moldea.
Después de la salazón, el Pecorino está listo para la maduración, que puede durar desde un mínimo de un mes hasta más de seis meses. La duración del periodo de maduración influye directamente en la textura y el sabor del queso.
El Pecorino de Forenza joven tiene un sabor delicado, con notas de frescura y un ligero sabor a avellana. Con el avance de la maduración, el queso se vuelve más intenso, picante y salado, ofreciendo al paladar una rica variedad de matices gustativos.
Este queso es ideal para consumirlo tal cual, pero también para rallarlo sobre platos calientes. El Pecorino madurado es perfecto en combinación con vinos robustos y puede ser un protagonista de excelencia en tablas de quesos, acompañado de frutos secos y mermeladas.
Concluye tu viaje en el gusto con los quesos de Forenza: nuestro Caciocavallo y Pecorino están listos para enriquecer tus platos con sabor y tradición.
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