Azienda Agricola Borgo Maragliano

La empresa agrícola Borgo Maragliano está situada a 450 metros sobre el nivel del mar en una terraza natural de las Langas en el corazón de Loazzolo, zona atravesada por el Marin, viento marino que favorece, realzando sus características y aromas, la maduración de las uvas. En un suceso de margas y areniscas, produce en 21 hectáreas de viñedo de su propiedad y el producto es vinificado, embotellado y envasado en propio con métodos y equipamientos de vanguardia. Los vinos de la empresa, fruto de un trabajo atento y meticuloso, se obtienen a partir de uvas Moscato, Chardonnay y Pinot Nero.
 

Loazzolo es un pequeño pueblo de 380 habitantes, incrustado en la baja Langa Astigiana entre el Alessandrino y la grande Cuneese, a 430 metros sobre el nivel del mar en una colina detrás de Canelli. La Langa Astigiana representa un lugar único, encantador. Es un viaje en el Silencio. Viñedos aferrados tenazmente a las colinas altas y escarpadas, badlands que caen en picado hacia el río, castillos y torres donde el tiempo parece haberse detenido. Estamos en la frontera con los Apeninos Ligure y en días de tiempo sereno es posible ver el mar desde los puntos más elevados como en la torre de Roccaverano. Territorio nunca idéntico a sí mismo que presenta varios paisajes según la altitud, que varía desde un mínimo de 120 m. s.l.m. hasta un máximo de 845 m. s.l.m. Magníficas variedades cromáticas caracterizan estos lugares que cambian no solo con el transcurso de las estaciones sino también con el paso de un territorio típicamente montañoso a uno típicamente apenínico de los Municipios de mayor altitud, donde los bosques reinan casi soberanos. El viento suave que sopla en los días de primavera es el Marin, viento marino que favorece la maduración y los aromas de las uvas. En este maravilloso escenario natural se encuentran 16 pequeños pueblos donde la vida parece haberse detenido.

 

La empresa consta de una superficie vitícola de 21 hectáreas de las cuales 11 de Moscato Bianco di Canelli, 8 de Chardonnay y 2 de Pinot Nero. El viento del mar y millones de años de erosión por parte de los agentes atmosféricos han otorgado a Loazzolo un microclima extraordinario y un territorio particularmente vocado al cultivo de la vid en alta colina. El verdadero protagonista indiscutible de este valle es el bosque, que gracias a su mezcla de variedades faunísticas y florales representa un importante reservorio de oxígeno y equilibrio necesario para una viticultura eco-compatibles. Los vinos representan la expresión del territorio y del suelo que en Loazzolo resulta ser arenoso, toba, calcáreo pero carente de arcilla y sustancias minerales, por lo tanto extremadamente adecuado para producir vinos de larga conservación y con contenidos aromáticos ricos y elegantes.
 

 

La familia Galliano tiene orígenes lejanos. En 1790 se encuentra la primera atestación escrita en los registros eclesiásticos del nacimiento de Giovanni, cabeza de la familia Galliano. En 1825 nace el hijo Domenico que al igual que su padre se establece con la familia en Loazzolo. Era 1850 cuando Giovanni Galliano, en ese momento Mariscal de los Carabineros, casado con Doña Enrica, proveniente de una acomodada familia turinesa, decidió comprar las primeras tierras en el municipio de Loazzolo. Años duros. Se sobrevivía a la pobreza y la retracción, sobre todo en la cima de las colinas de Langa donde la vida era una lucha diaria por la supervivencia. Giovanni era un hombre fuerte y templado. Había viajado mucho y conocido el "mundo". Esto le permitió ampliar sus horizontes y su carácter emprendedor lo llevó a creer en el cultivo de la vid. 

 

A principios del ‘900 poseía 4 empresas ubicadas en el Valle Bormida. Pero la Gran Guerra estaba a las puertas. Y esos años que Cesare Pavese describe tan amargamente en sus obras marcaron también la historia del pequeño pueblo de Loazzolo y de la familia Galliano. Giovanni pierde al hijo Carlo. La esposa de este, Teresa, proveniente de la familia de los Grea, conocidos en el Valle como gente tenaz y obstinada, dedicada al trabajo, no se da por vencida. En los años ’50 abre la posada en el pueblo y logra gestionar la actividad sola, criando dos niños pequeños. Apenas adolescente, el hijo Giuseppe ayuda a la madre en la gestión del restaurante que poco a poco se convierte en uno de los puntos de referencia más importantes en el valle. Durante años Giuseppe y su esposa Germana se dedican a este trabajo duro pero lleno de satisfacciones. El pueblo, rodeado de bosques y viñedos, es una atracción para turistas en busca de buena comida y tranquilidad. Carlo, hijo de Giuseppe, estudia Enología en Alba y en 1990 obtiene su diploma en Enología. Desde el principio se dedica a la vinificación de la uva reina de Langa, el Moscato. A principios de los años noventa, con las primeras producciones de uva Chardonnay y Pinot Nero, comienza el desafío del Método Clásico.

 

Hoy Borgo Maragliano es una empresa familiar donde Carlo y Silvia, junto con la valiosa ayuda y apoyo de Giuseppe y Germana, gestionan 21 hectáreas de viñedo cuya producción es vinificada y embotellada en la bodega de propiedad en Loazzolo. Un fuerte estímulo para mirar al futuro lo dan los pequeños Giovanni, Francesco y Federico.