Casa Vinicola Sartori Spa

La empresa Sartori nace de la verve empresarial del abuelo Pietro, una personalidad excéntrica, pero magma desde el punto de vista comercial. Sus días transcurrían entre mil empresas diferentes. Sin embargo, este torbellino de intereses encontraba un eje, estable, en la conducción de su trattoria.

La trattoria di Pietro Sartori representaba una dirección ineludible para comerciantes, hombres de negocios y pequeños industriales de la zona, a quienes Pietro no les hacía faltar un excelente vino Veronese Rosso, como se le definía en ese tiempo. En 1898, el abuelo Pietro compró su primera viña en Negrar, para que el buen vino nunca faltara en la mesa de sus leales clientes.

Los negocios decididamente florecientes no lo apartaron del objetivo de crear una gran familia: tuvo cinco hijos y hizo que todos estudiaran, llevándolos a obtener el título universitario, un evento entonces nada frecuente.

Será Regolo quien se encargue de la empresa después del retiro de Pietro y relanzará hacia el segundo quincuagenario del siglo la marca de la familia. Cree en la empresa, tiene una gran pasión por el vino y gasta toda su energía en consolidar y hacer aún más autoritaria la presencia de Sartori en el mercado. La sede central sigue siendo Villa Maria, la inversión que el abuelo Pietro había hecho, probablemente imaginándola ya como el lugar ideal para hacer crecer a su familia y su empresa.

Hombre honorable dedicado exclusivamente a la profesión y a la familia, Regolo era considerado un operador de cierto nivel y un catador extraordinario, gracias a un paladar fuera de lo común, que amaba cuidar como un violinista lo hace con sus manos. Era habitual que Regolo Sartori preparara personalmente los vinos para sus clientes, quienes al final de la "composición" ponían su firma en el barril, como testimonio de que el blend había sido depositado.

Hoy en día, Sartori reproduce este modus operandi a gran escala. Sartori-sartorialidad, en nomen, omen! Justo como lo haría un sastre estilista, Sartori toma las medidas, esboza el modelo, elige las telas y finalmente confecciona el traje -el blend, el vino- que desfilara en las pasarelas más importantes del mundo y hará brillar en una copa de Amarone o de Soave Classico la esencia más auténtica del Made in Verona, Italia.
 

Con Colognola hacia el futuro

La ocasión fue de esas históricas: dos auténticas estrellas, Pierumberto Sartori y el Director de la Cantina Social de Colognola, Giancarlo Lechthaler, se habían encontrado, estudiado y frecuentado durante mucho tiempo y, al final, establecieron un vínculo de mutuo respeto. Hay la sinergia adecuada, humana antes que comercial, para fusionar las competencias de la cadena: Colognola las productivas y Sartori las distributivas y de marketing.

El objetivo es iniciar un proyecto común de crecimiento muy ambicioso en el ámbito de la producción y distribución de vinos, en todo el mundo.

La operación sella la definitiva salida de escena de los "senior" Sartori quienes deciden abdicar, esta vez oficialmente, en favor de los jóvenes herederos.

De hecho, el acuerdo marca el inicio de una nueva era en casa Sartori, la de una renovada conciencia fundada en una cantidad de viñedos nunca antes conocida, un volumen de negocios en crecimiento exponencial, una disponibilidad de hombres, medios, conocimientos, experiencia y capacidad organizativa que de otro modo sería imposible.

Todo ello con un control completo de la cadena productiva y distributiva del vino, desde la tierra hasta la mesa del consumidor.

Hoy Sartori es una empresa de éxito con vocación internacional, que realiza más del 80% de su volumen de negocios en más de 50 países: en toda Europa, en América del Norte y del Sur, en Rusia, en el Sudeste Asiático. Ese lema "de Verona" y la firme presencia de Cangrande della Scala que aparecen en el logo, certifican el profundo e indisoluble vínculo con los lugares, la historia, la belleza y la elegancia de una de las ciudades más visitadas del mundo.

Sartori, como les gusta decir en la empresa, siempre ha luchado por Verona, trabajando exclusivamente con los vinos clásicos veroneses: Valpolicella, Soave, Bardolino, Bardolino Chiaretto, reinterpretados en clave elegante y personalizada, para adaptarlos al gusto de los consumidores de los cuatro rincones del mundo, gracias a rutas enológicas dedicadas y, sobre todo, con el trabajo fino realizado por los master blender y un equipo internacional de enólogos.

Las etiquetas en las que la empresa hoy apuesta son Regolo Valpolicella Superiore DOC Ripasso y Marani Bianco Veronese IGT, vinos-marca muy representativos del bouquet Sartori. Con estos dos vinos, Sartori trabaja en los límites del reglamento, siempre utilizando variedades y cepas de Verona, pero con una mano más libre para crear un estilo y una reconocibilidad característica que la empresa desearía fueran, algún día, expresión directa de su estilo elegante y su identidad como vinicultor.