Noalya

Noalya Chocolate Cultivado nace y se desarrolla en Ponsacco, en la provincia de Pisa, en Toscana. Noalya é, en resumen, la concreción del trabajo desmedido de Alessio Tessieri, uno de los máximos expertos en chocolate de Italia, que en 1997 comenzó a viajar por todo el mundo para seleccionar las mejores plantaciones y obtener variedades de cacao de la mejor calidad.

Un viaje perpetuo que le permite ofrecer una gama de chocolates de origen único y, al mismo tiempo, crear una serie de mezclas exclusivas.
 

Noalya: cuando el chocolate se convierte en poesía

Noalya crea en el corazón de Toscana un chocolate de degustación que sigue la lógica de tree to bar. ¿Qué significa? Todas las tabletas que Noalya produce están compuestas de cacao cultivado en propio, siguiendo el principio de una cadena corta que permite llevar el cacao "del árbol a la tableta".

Alessio Tessieri, de hecho, cultiva en su plantación en Venezuela algunas de las variedades de cacao más raras que existen y luego produce el chocolate Noalya aplicando rigurosamente las técnicas naturales de transformación del cacao, desde la extracción hasta el tostado, este último realizado con máquinas de vanguardia y capaces de respetar las diferentes propiedades organolépticas y antioxidantes del cacao.

Esta atención particular permite crear muchos sabores y colores diferentes, con nada menos que 33 tipologías de chocolate, entre las que se encuentran 11 Grand Cuvée Character y 22 Esprit Grand Cru de origen único. Una verdadera oleada de emociones estimuladas por aromas y sabores que evocan lugares lejanos y misteriosos, creando sugestiones inolvidables.

El chocolate Noalya es, por lo tanto, el resultado de estudio, conocimiento, plantaciones gestionadas directamente y otras en las que, desde hace muchos años, existe una relación muy estrecha con los cultivadores que Alessio Tessieri cuida personalmente.

Es precisamente todo esto lo que garantiza la corrección del proceso de elaboración, la alta calidad y la trazabilidad de las semillas que llegan a la fábrica.
 

Noalya: un viaje entre continentes

Desde América del Sur hasta África, desde los Trópicos de Cáncer hasta los de Capricornio pasando por el Ecuador. Las materias primas que Noalya utiliza encierran en su interior la verdadera esencia de los lugares de donde provienen.

Colombia, Guatemala, Trinidad, Ecuador, Nicaragua, República Dominicana, Jamaica, Cuba, Honduras, Granada, Brasil, Perú, Costa Rica, Papua Nueva Guinea, Madagascar, Tanzania, Vietnam, Java y, por supuesto, Venezuela donde se encuentra la finca de propiedad de Alessio Tessieri.

De estos lugares sugestivos, Noalya obtiene las habas de cacao para convertirlas luego en chocolate de alta calidad. Todas las variedades raras de cacao noble son trabajadas magistralmente según líneas guía compartidas con los cultivadores y agrónomos locales: la fermentación, el proceso de endulzamiento del cacao con el cual adquiere la típica coloración marrón, la secado al sol, mediante la cual se detiene el proceso de fermentación y se reduce el contenido de humedad, y finalmente el embolsado para el envío a los puertos de salida que llevarán las habas de cacao al corazón de Toscana.
 

Noalya y el arte de la tostación

Noalya, una vez recibidas las habas, inicia el verdadero proceso de producción de chocolate. Después de una cuidadosa limpieza, las semillas de cacao se tuestan. El arte de la tostación es uno de los secretos de Noalya que cuida con esmero para garantizar una alta calidad de manera constante.

Si el primer desarrollo aromático fundamental ocurre ya en la fase de fermentación y secado al sol, es con el posterior tratamiento térmico que se desarrollan otros aromas, únicos y singulares, que solo el personal experto de Noalya y los tostadores históricos logran realzar.

La elaboración de cada tipología de cacao se personaliza utilizando temperaturas diferentes para que la tostación pueda resaltar mejor las características aromáticas de cada cacao: desde los intensos matices de fruta roja, hasta las dulces notas de fruta seca, pasando por los agradables recuerdos de la torrefacción con notas de tabaco y finales elegantemente especiados.